domingo, 5 de abril de 2009

De vuelta al punto de origen


Cuando ya casi la había olvidado, me ha vuelto a encontrar. Esa extraña sensación que me vacía día a día, esas lagrimas que tanto he echado de más.

No entiendo en que momento me perdí, en que lugar deje de sonreír. Solo se que algo ha cambiado y no consigo comprenderme.

¿Por qué nadie escucha mi silencio a gritos?

¿Por qué nadie acude a mis gritos silenciosos?

Me invade la idea de no saber salir a tiempo de este laberinto, de no saber tomar la decisión correcta.

Pero el miedo me atrapa en esta libertad cautiva, que me asfixia dejándome sin aire.

2 comentarios:

  1. Esta entrada me recuerda en cierto modo a una frase de una canción:
    "Se acerca el dolor, sin invitación, a jugar en la herida..."

    Y es que la vida es un ir y venir de sentimientos, y todos llegan siempre en el momento más inoportuno -o más inesperado-.

    ¡Un saludo!

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  2. Un laberinto sin centro es un silencio que solo se deja escuchar en el grito.

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